Visita Colegio Monarch Guatemala, podemos apoyar en la educación de su hijo/a.
Si cuenta con la evaluación de un profesional visítenos y le ayudaremos a establecer el plan individual para su hijo/a.
Mi vida dio un giro hace más de 20 años cuando entendí que dos de mis tres hijos tenían un desarrollo distinto. Hoy, tantos años después, creo que están donde nunca soñé que estarían: viviendo vidas de jóvenes adultos independientes en el extranjero, cada uno construyendo su propio sueño.
El camino ha estado lleno de altas y bajas. Momentos duros y momentos de grandes satisfacciones. Enfrentando un universo de adversidades y al mismo tiempo de posibilidades. Seguimos atravesando senderos a veces inciertos, confusos y complejos que disparan nuevamente miedos y me hablan de mis limitaciones como madre. Momentos donde me vuelvo a sentir “atrapada” creyendo que simplemente no puedo, llorando de frustración al pensar que es mi hijo de quien siento todo esto. Con los años he ido entendiendo que si bien ser madre/padre es complejo de por sí, la intensidad y frecuencia con la que enfrentamos dificultades con nuestros hijos neurodiversos nos exige más. Y en ese pedirnos más, vamos desarrollando una sabiduría interna que a veces no tomamos conciencia.
Vamos entendiendo qué ritmo es el que ellos necesitan y cómo poco a poco ir quitando los andamios que desde tan pequeños fuimos construyendo y sosteniendo. Sobre todo, entendemos que es cuestión de tiempo. ¡Hay ajustes y más reajustes! Pero lo más importante para mí de aprender ha sido aprender a “disfrutar del viaje”. Me ha hecho ver que no todo en la vida de mis hijos debe ser respecto a lo que aún no saben hacer, o los miedos que nos pueden disparar y la angustia que por momentos podemos sentir.
Todo esto será inevitable, lo importante también es aprender a disfrutar y reír de los “viajes” que nos toca compartir en sus vidas, poder reír aún en medio de todo lo que falta por aprender. Y en ese camino, saber que no estamos solos. Siempre hay aquellos que nos darán una mano compasiva para caminar tramos de este sorprendente viaje.
Muchas gracias por buscarme. De mamá a mamá entiendo el momento que puedes estar pasando y aprovecho a decirte que el compartirlo me ha ayudado a tener mayor claridad en cuanto a lo que deseo buscar y lograr para mi familia.
Dentro de nuestra familia, tenemos 2 hijos: Adriano, quien es un niño neurotípico, y Max, quien se encuentra dentro del espectro autista. Colegio Monarch Guatemala y su gran grupo de apoyo nos ha guiado en este camino donde siempre vemos el beneficio de nuestro hijo; el Colegio Monarch Guatemala sin duda ha cambiado positivamente la vida de nuestra familia.
Empezamos nuestro recorrido con doctores, neurólogos, psicólogos y terapeutas, ya que desde el inicio le brindamos toda la ayuda que necesitaba y empezamos a apoyarlo para que se desenvolviera mejor en el mundo. Cuando tenía cuatro años y medio, inició nuestra búsqueda de colegios, pensando que podría ser integrado a un colegio regular. En el proceso nos dimos cuenta de que esto no iba a ser posible para Max, por lo que un nuevo camino nos llevó a buscar un colegio que tuviera las herramientas necesarias para que lo apoyaran a desarrollarse.
Llegamos al Colegio Monarch Guatemala con gran incertidumbre y siendo nuevos en esto, teníamos tantas preguntas sobre lo que era un colegio terapéutico.
Es increíble el apoyo y la ayuda que Colegio Monarch Guatemala le da a los padres, quiénes llevamos esa carga del día a día de velar por que las necesidades de nuestros hijos que tienen necesidades diferentes estén lo mejor cubiertas posibles, mientras cuidamos también del resto de nuestra familia.
El colegio y su gran grupo de apoyo nos han guiado en este camino donde siempre vemos el beneficio de nuestro hijo; Colegio Monarch Guatemala sin duda ha cambiado positivamente la vida de nuestra familia.
Muchas gracias por buscarme. De mamá a mamá entiendo el momento que puedes estar pasando y aprovecho a decirte que el compartirlo me ha ayudado a tener mayor claridad en cuanto a lo que deseo buscar y lograr para mi familia.
Llenos de incertidumbre, dudas sobre si habríamos hecho lo correcto al iniciar en Colegio Monarch Guatemala, y al mismo tiempo de esperanzas, nuestro Adrián caminó hacia nosotros, vio una lata de gaseosa, y preguntó “¿Eta Coca papi?”, (¿Esta coca es de papi?). Mi esposo y yo nos miramos en silencio llenos de orgullo y una nueva seguridad de la decisión que habíamos tomado para la vida de Adrián y la nuestra. Creo que ha habido un antes y un después de Colegio Monarch Guatemala, pues llegué con tantos miedos a tocar esa puerta, insistíamos como padres en mantener a Adrián en un colegio tradicional, confundiendo lo que nosotros necesitábamos con lo que Adrián necesitaba. Nos tomó tiempo comprender qué era lo que verdaderamente necesitaba Adrián para avanzar, pero honestamente fue más bien que yo necesitaba aceptarlas. Llegar a Colegio Monarch Guatemala ha sido mi mejor decisión, casi 9 años después puedo decir que no conozco un mejor lugar para él, para nosotros como familia.
Nuestro hijo entró a Colegio Monarch Guatemala diciendo unas cuantas palabras sueltas, no decía frases completas; sin embargo, tenía tres semanas de haber comenzado su programa en Colegio Monarch Guatemala cuando recibimos esas nuevas frases como parte de las respuestas que necesitábamos para asegurarnos de que habíamos tomado la mejor decisión, que es aquí donde mi Adrián debía estar en ese momento y sigue siendo.
Como madre, yo sabía que había un mejor lugar para mi hijo, un lugar donde sacaran su mejor versión, por ello lo busqué y lo encontré. Colegio Monarch Guatemala es ese lugar en el que no solamente han sacado de su zona de confort a Adrián, sino que me han enseñado que yo soy capaz de exigirle aún más, trabajando en equipo, acompañada siempre en este recorrido.
Antes de conocer Colegio Monarch Guatemala, yo era la “directora de orquesta”, coordinando terapeutas, objetivos de trabajo, decisiones a tomar sobre terapias y programas, etc., sin saber si lo estaba haciendo bien. Luego llegó Colegio Monarch Guatemala a nuestra vida y tomaron las riendas de todo aquello que yo coordinaba en el programa de Adrián, lo hicieron con el conocimiento que tienen como expertos en el área y con el acompañamiento que necesitábamos como familia.
Recuerdo que al inicio del trabajo pedí como primer objetivo que Adrián aprendiera a no huir, a no correr en lugares desconocidos, pues era algo que realizaba frecuentemente. Casi 9 años después, puedo decir que aprendió muy rápido a regularse y a no huir, pues ahora pregunta hasta dónde es seguro caminar, a expresar sus emociones, ser mucho más independiente, a hacer casi de manera independiente sus tareas, a presentar exámenes y llegaron muchos “nunca”, y sé que seguirán llegando, pero estamos preparados para ello.
Comparto con alegría, satisfacción, orgullo y admiración el recorrido que hemos tenido junto a Colegio Monarch Guatemala, ya que, dudando al inicio si Monarch sería EL LUGAR adecuado, una mamá Monarch me ayudó a ver que efectivamente lo era. No recuerdo el nombre de esa mamá que me tendió una mano en ese momento, ni su cara, pero recuerdo perfectamente lo que me transmitió, lo que me hizo sentir, pues ella hizo que yo pudiera confiar en mis instintos, me hizo sentir acompañada en esta decisión.
Hoy quiero que sepas que al igual que TÚ, yo tenía muchas dudas y miedos, así que me encantaría ser esa mamá Monarch que te acompaña en este proceso.
Muchas gracias por buscarme. De mamá a mamá entiendo el momento que puedes estar pasando y aprovecho a decirte que el compartirlo me ha ayudado a tener mayor claridad en cuanto a lo que deseo buscar y lograr para mi familia.
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